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SABÍAS QUÉ existe una gran cantidad de basura espacial orbitando la Tierra...
Impresión artística de un sistema de recogida de basura espacial. Foto CleanSpace.

 

Entre los desafíos que se encuentran en la utilización y explotación del espacio cercano, uno de los mayores y que más preocupa, es la proliferación de la basura espacial. Desde que en 1957 se puso en órbita el primer satélite artificial hasta ahora, se han lanzado al espacio más de 16 000 satélites, de los cuáles, según el último cómputo, en 2023 se hallan operativos más de 11 000. Solo en los últimos años, con la puesta en funcionamiento de la mega constelación de satélites de comunicaciones Starlink, se han puesto en órbita más de 5000 satélites de esta clase. Se prevé que el número total de satélites no deje de aumentar con este tipo de mega constelaciones hasta alcanzar cifras de cientos de miles de ellos. Y, por su parte, el Comando Estratégico de los Estados Unidos, que rastrea todos los objetos artificiales en órbita terrestre mayores de unos pocos centímetros de tamaño, calcula que existen cerca de un millón (!) de estas dimensiones alrededor de nuestro planeta: restos de cohetes, satélites fuera de servicio, tornillos y piezas de todo tipo, fragmentos de otros satélites que han colisionado o explotado… Los peligros de los desechos espaciales están aumentando rápidamente, amenazando los satélites en funcionamiento y la infraestructura en órbita, incluidas las Estaciones Espaciales tripuladas y la seguridad de los astronautas que trabajan en órbita.

Los satélites son más importantes que nunca en el mundo interconectado de hoy. Proporcionan comunicaciones globales, transmisiones de televisión, servicios bancarios y de navegación, pronósticos meteorológicos y datos vitales sobre el medio ambiente de la Tierra. Casi todas las industrias y negocios en todo el mundo –desde la informática hasta el comercio minorista, desde la agricultura hasta la energía y desde el entretenimiento hasta los viajes– dependen ahora de los satélites y de la infraestructura creada en órbita terrestre para las operaciones diarias.

Impresión artística de un sistema de recogida de basura espacial. Foto CleanSpace.

 

Hay la bastante cantidad de desechos espaciales en órbita como para que estén continuamente chocando entre sí y creando todavía más basura, lo que aumenta cada día el riesgo de que un vehículo espacial activo colisione con estos restos, que, hay que recordar, al encontrarse en órbita viajan a velocidades de muchos miles de kilómetros por hora, por lo que la energía de un impacto es realmente catastrófica. De hecho, este escenario ya ha ocurrido en el pasado, con satélites dañados o incluso destruidos por basura espacial: un ejemplo destacado tuvo lugar en 2009, con la colisión de un satélite operativo de telefonía móvil con una antigua nave rusa fuera de servicio, y que generó incontables nuevos fragmentos de chatarra orbital.

 

Ahora se trata de ralentizar el crecimiento de nueva basura espacial con medidas como que cuando un satélite queda fuera de servicio este se desintegre en la atmósfera de la Tierra o bien pase a las denominadas «órbitas-cementerio», donde no hay riesgo de que choquen con vehículos operativos. Sin embargo, parece imperativo que es necesario algún método para deshacerse de la basura existente. La iniciativa de la Agencia Espacial Europea CleanSpace es una de las que está desarrollando las tecnologías requeridas, como procesado avanzado de imágenes, sistemas más precisos de guiado, navegación y control de los satélites y, por supuesto, sondas robóticas para capturar los fragmentos más grandes de chatarra espacial, los potencialmente más peligrosos, y cuyas primeras misiones están previstas para los próximos años.

 

Autor texto: Ángel Gómez Roldán
Director y Editor de la revista Astronomía

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